Semana santa o huasca, parece significar lo mismo para muchos contemporáneos aquellos quienes desmesuradamente sacrificaran sus ahorrado con el único motivo de no dejar pasar estas fechas las cuales son el Jueves y Viernes Santo comprando la emblemática bebida; el vino, pero no para conmemorar el acto religioso, sino para no perderse de la libidinosa y tradicional jarana que se arma año tras año en la cima del cerro intiorko, jarana propiciada por quienes se hacen llamar “los químicos” que al puro estilo chabacano inducen a más de uno adquirir sus productos que no son más que los resultados de la aleación de sustancias indudablemente dañinas, entre ellas el mágico alcohol industrial, el mismo insumo que enciende gargantas y que podría servir de elemento clave para que los noticieros tengan un titular más de intoxicación, a todo esto se suma la abulia o indiferencia de los “cazurros efectivos del orden”.
Saber que declararán “Ley seca” el Jueves y Viernes Santo no es nada raro, al igual que no es nada raro saber que tanto lo que venden como los sedientos serán los que burlen dicha ley.
La venta indiscriminada de diferentes productos alrededor de la capilla principal va desvirtuando acrecentadamente la verdadera esencia de estas fechas, las mismas que ahora se están tornado como un tiempo de esparcimiento y no de reflexión como debería ser.
Esperemos que los jóvenes de hoy, especialmente aquellos quienes tienen como amigo intimo a las botellas que visten de “santos” no sigan siendo inconsecuentes feligreses de su dios todo poderoso, él que no les fallará ni les abandonará, particularmente cuando vayan en busca de aquella bendita bebida y también del majestuoso vino, estamos hablando del divino “Dios Baco”
POR: OMAR QUISPE CONDORI
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